El anuncio del Reino de Dios
El reino de Dios para Jesús es la manera en que Dios
manifiesta su actuación en medio de la historia. De esta forma, el reino de
Dios es un mensaje de fortaleza en el presente y de esperanza en el futuro para
los pobres, los hambrientos, los afligidos: para todos los desgraciados.
Cuando Jesús aparece predicando las “bienaventuranzas”, qué
son cómo el programa del reino de Dios, no está presentando, en primer lugar,
un programa moral, sino un mensaje teológico: se trata de Dios que promete la
liberación de los pobres y quiere que, en medio de sus dificultades y sin
resignarse a ellas, encuentren esperanza y fortaleza todos los que sufren. No
se trata pues de que Dios vaya a recompensar las virtudes de los pobres y los
hambrientos.
El reino de Dios se traduce en actitudes de acogida con los
pecadores, de respeto y reivindicación de las mujeres estigmatizadas, en
sanación de los enfermos, en liberación de los “espíritus impuros”. La
traducción histórica del reino del Padre es la fraternidad entre los seres
humanos. Aceptar la salvación en Dios Padre sitúa la vida humana bajo el
paradigma real de la misericordia, que no es un sentimiento sino una actitud
fundamental, la misericordia “se hace” en el día a día.
Las parábolas son narraciones breves hechas por Jesús para extraer una enseñanza moral ante
diferentes situaciones. Las enseñaba con frecuencia porque se pueden recordar
fácilmente y se aprenderían mucho mejor
Jesús enseñó más de 50 parábolas que se pueden encontrar en
los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Todas ellas resultan muy interesantes
por diferentes motivos.
El sembrador
Mateo 13:3-23, Marcos 4:2-20 y Lucas 8:4-15 contienen la
parábola del sembrador. Los tres escritores de los evangelios incluyen la explicación
de Jesús de la parábola en la narración, marcándola como una historia que era
importante que los creyentes comprendieran. Los discípulos no entendían el
significado de la historia, por lo que Jesús quería que fuera muy claro. La
parábola compara la forma como la gente recibe el mensaje de Jesús con la clase
de suelo en que las semillas pueden caer. Elige un buen suelo para plantar la
semilla del Evangelio.
El hijo pródigo
Lucas 15:11-32 relata la parábola del hijo pródigo. La
historia relata cómo Dios trata con el libre albedrío del creyente y el
arrepentimiento. El creyente puede elegir caminar lejos de todas las
bendiciones y alegrías que Dios tiene para él. Puede disfrutar de esa vida
injusta por un tiempo, pero pronto le puede costar todo lo que tiene. Si
se arrepiente, Dios le da la bienvenida a su casa con alegría y restaura la
relación.
El buen samaritano
Lucas 10:30-37 contiene la parábola del buen samaritano. Jesús
usa esta historia para ilustrar cuál de los vecinos cumple las condiciones de
Levítico 19:19 y Deuteronomio 6:05, estos son pasajes que dicen que los
creyentes se deben amar a otros como a sí mismos. El samaritano, que era parte
de una raza despreciada de los Judíos, mostró compasión por el hombre
herido y demostró ser un verdadero prójimo. Jesús quería que el abogado
viera más allá de los prejuicios raciales la verdad de que toda la humanidad es
su prójimo.
La oveja perdida
La parábola de la oveja perdida aparece en Mateo 18:12-14 y
Lucas 15:24-27. Una oveja entre 100 se pierde, y el pastor (Dios) deja el rebaño
para rescatarla. Al igual que la parábola del hijo pródigo, Jesús indica que
Dios se regocija por el arrepentimiento de aquellos que se apartan de la fe.
Jesús explica que cada alma tiene valor para Dios y vale la pena llevarla de
nuevo al redil.
Julián Enrique García Cuté
6to. Perito Contador
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